La prevención de la corrosión se realiza mediante el uso de elementos químicos o físicos que interfieren en el proceso electroquímico de la corrosión.
Los anticorrosivos temporales han surgido como consecuencia de la necesidad de proteger materiales en la industria de forma temporal. Para ello se aplica sobre la pieza a proteger una película anticorrosiva que, finalizado el período de estacionamiento de la pieza y ante la necesidad de utilizarla, puede eliminarse con facilidad con los medios disponibles y económicamente viables.
Las funciones que cumplen estos productos una vez aplicados serán:
– Envolver o encapsular la pieza a proteger para aislarla del medio ambiente.
– Mantener el poder aislante en las condiciones atmosféricas de almacenamiento.
– Distribuirse uniformemente en toda la superficie.
– Pasivar la superficie del metal.
Al margen de la complejidad de su fórmula, todos los anticorrosivos temporales se basan en un vehículo o solvente que contiene un paquete de aditivos. Vehículos tales como aceites minerales de alta o baja viscosidad o ceras usadas en forma pura pueden formar una película que aísla el metal del medio ambiente pero presenta una baja efectividad contra la corrosión. Por ello, para mejorar la adhesividad sobre la superficie, se usan aditivados.
Los vehículos utilizados para la elaboración de anticorrosivos temporales pueden ser agua, disolventes o aceites. Cuando se usa un anticorrosivo de base acuosa o solvente, una vez aplicado se produce la evaporación del vehículo y la película remanente es la que protege de la corrosión. En cambio, si es de base aceite, la película será casi siempre de naturaleza oleosa debido a la no volatilidad de los aceites.
Las películas depositadas por un anticorrosivo temporal pueden ser: Secas (tipo barniz o pelables), invisibles, cerosas, grasientas (con aspecto de vaselina) o aceitosas.
QUIVACOLOR comercializa los productos IBERUST-EL S.O., IBERUST-AS y REVES-300, que son anticorrosivos temporales para todo tipo de piezas y superficies ferrosas o no ferrosas. Estos productos crean una barrera protectora fina de carácter hidrófobo y propiedades lubricantes, que protege las superficies metálicas de la corrosión aislándolas del agua y los agentes atmosféricos. Su acción se mantiene durante meses, se limpian fácilmente y no atacan a otros materiales (pinturas, plásticos, etc.).
Para protecciones más duraderas, en condiciones agresivas, e incluso a la intemperie, se dispone de otros dos productos: REVES-500 y REVES-600.