Las superficies de los objetos dejados al aire libre sufren el ataque del sol, el aire, la lluvia, la niebla, el rocío, el hielo y la nieve. Bajo estas condiciones el hierro se oxida, la madera se pudre, se agrieta o se encoge, y la superficie de las carreteras se agrieta y desintegra. Además los objetos sufren el desgaste del uso diario que produce rayas, rozaduras y abrasiones en las superficies. Para prevenir o reducir el daño, se aplican revestimientos para proteger las superficies. Estas capas también sirven para decorar los artículos, darle color, brillo y prestancia. Por tanto la función de cualquier capa de protección superficial, como es la pintura, es doble: proteger y decorar.
No existe ningún material de revestimiento que sea más versátil que una pintura, se puede aplicar en cualquier superficie por muy difícil que sea su forma y tamaño.
Pintura es una palabra general que sirve para denominar una gran variedad de materiales, cuyos nombres suelen ser muchas veces descriptivos de su función: esmaltes, lacas, imprimaciones, barnices, tapaporos, masilla, etc.
Es importante saber que todos estos productos se formulan siguiendo los mismos principios básicos y que contienen todos o algunos de los tres principales ingredientes:
Pigmentos, resinas y disolventes.
Los pigmentos tienen tanto propiedades decorativas como protectoras, las resinas mantienen juntas las partículas de los pigmentos y los disolventes proporcionan la fluidez necesaria para aplicar las pinturas.
Dependiendo del tipo de resina y de sus propiedades se obtienen los diferentes tipos de pinturas: alcídicas, clorocaucho, nitrocelulosicas, epoxi, poliuretano, siliconadas y acrílicas o plásticas.
En próximos posts de pintura les seguiremos hablando de los diferentes tipos de pintura, sus características y propiedades.